Tarea 3: Vivir en la Sociedad de la Información
Se habla mucho de la Sociedad de la
Información. ¿Qué rasgos la definen? ¿En qué aspectos resulta novedosa? ¿En qué
medida puede cambiar la vida de nuestros países? ¿Qué limitaciones tiene ese
nuevo contexto? En estas páginas queremos dar respuestas iniciales a esas
interrogantes.
Diez rasgos de la Sociedad de la
Información
A ese nuevo contexto lo definen
características como las siguientes.
1. Exuberancia; Se trata de un volumen de información
tan profuso que es por sí mismo parte del escenario en donde nos desenvolvemos
todos los días.
2. Omnipresencia. Los nuevos instrumentos de
información, o al menos sus contenidos, los encontramos por doquier, forman
parte del escenario público contemporáneo y también de nuestra vida privada.
3. Irradiación. La Sociedad de la Información
también se distingue por la distancia hoy prácticamente ilimitada que alcanza
el intercambio de mensajes.
4. Velocidad. La comunicación, salvo fallas técnicas,
se ha vuelto instantánea.
5. Multilateralidad / Centralidad. Las capacidades técnicas de la
comunicación contemporánea permiten que recibamos información de todas partes,
aunque lo más frecuente es que la mayor parte de la información que circula por
el mundo surja de unos cuantos sitios
6. Interactividad / Unilateralidad. En la Internet podemos conocer
contenidos de toda índole y, junto con ello, contribuir nosotros mismos a
incrementar el caudal de datos disponible en la red de redes.
7. Desigualdad. La Internet, igual que cualquier
otro instrumento para la propagación y el intercambio de información, no
resuelve por sí sola los problemas del mundo. De hecho, ha sido casi inevitable
que reproduzca algunas de las desigualdades más notables que hay en nuestros
países.
8. Heterogeneidad. En los medios contemporáneos y
particularmente en la Internet se duplican y multiplican actitudes, opiniones,
pensamientos y circunstancias que están presentes en nuestras sociedades.
9. Desorientación. La enorme y creciente cantidad de
información a la que podemos tener acceso no sólo es oportunidad de desarrollo
social y personal.
10. Ciudadanía pasiva. La dispersión y abundancia de mensajes,
la preponderancia de los contenidos de carácter comercial y particularmente
propagados por grandes consorcios mediáticos y la ausencia de capacitación y
reflexión suficientes sobre estos temas, suelen aunarse para que en la Sociedad
de la Información el consumo prevalezca sobre la creatividad y el intercambio
mercantil sea más frecuente que el intercambio de conocimientos.
La Sociedad de la Información es
expresión de las realidades y capacidades de los medios de comunicación más
nuevos, o renovados merced a los desarrollos tecnológicos que se consolidaron
en la última década del siglo: la televisión, el almacenamiento de información,
la propagación de video, sonido y textos, han podido comprimirse en soportes de
almacenamiento como los discos compactos o a través de señales que no podrían
conducir todos esos datos si no hubieran sido traducidos a formatos digitales.
La digitalización de la información es el sustento de la nueva revolución
informática. Su expresión hasta ahora más compleja, aunque sin duda seguirá
desarrollándose para quizá asumir nuevos formatos en el mediano plazo, es la Internet.
Mundialización y uniformidad
La televisión se ha mundializado pero
no por ello tenemos aldea global. Para el sociólogo chileno José Joaquín Brunner:
"Puede decirse que la globalización está transformando contínuamente las
relaciones entre el centro y la periferia, así como las propias percepciones de
sí mismo y los otros dentro de ambos mundos. En eso consiste, justamente, la
posmodernidad; en una cultura no canónica, hecha de combinaciones
inverosímiles" (Brunner, 1999: 161).
La mundialización mediática modifica las
maneras de percibir la dimensión local y regional, de la misma forma que altera
los alcances tradicionales de la dimensión nacional y la dimensión mundial. Los
asuntos y acontecimientos en cada uno de esos planos no necesariamente se
modifican por el hecho de ser conocidos en sitios en donde antes no se hablaba
de ellos. Pero la percepción de esos y el resto de los asuntos y
acontecimientos sí tiende a ser distinta.
La globalización, que en buena medida
es un proceso mediático, nos permite reconocer semejanzas pero no por ello
quedan abolidas las peculiaridades y diferencias que distinguen a nuestras
sociedades. Tampoco se cierran las brechas entre los países. La velocidad e
incluso la inmediatez de las comunicaciones junto con la creciente intensidad
de los flujos migratorios están contribuyendo a disolver las fronteras
nacionales, al menos con los rasgos que hasta ahora se les han conocido. Pero
paradójicamente las fronteras creadas por la disparidad económica, lejos de
suavizarse, en ocasiones se vuelven más ásperas debido al desigual acceso a los
recursos mediáticos y tecnológicos.
Globalización que presiona hacia arriba y hacia abajo. La Internet.
Hoy es posible entender a la
globalización como una serie de procesos multidireccionales y no simplemente
como la internacionalización de culturas y mensajes que solían estar apartados
unos respecto de otros. El Internet entre otras formas de intercambio surgen
nuevos modos de solidaridad, desde las cadenas de mensajes hasta la
coordinación de protestas o adhesiones respecto de las más diversas causas. Y
también aparecen nuevas formas de aislamiento, tanto entre las personas como
entre las naciones.
Los nuevos recursos informáticos
constituyen una oportunidad enorme para afianzar la presencia global de
nuestros países al mismo tiempo que para enriquecernos con la cultura y la
creación universales. Pero eso no ocurrirá sin políticas intencionales y de
largo alcance para no sólo estar conectados a las redes informáticas, sino para
junto con ello saber transitar por sus concurridas arterias.
Estado de la red de redes al comenzar el siglo 21
El uso de la Internet se ha extendido
con gran rapidez -América Latina es la zona de mayor crecimiento en ese
renglón- pero está a punto de llegar a límites creados por la desigualdad
económica que serán muy difíciles de superar porque el desarrollo de ese
recurso, ha quedado fundamentalmente supeditado a los ritmos y pautas impuestos
por el interés mercantil de las empresas interesadas en hacer negocio en y con
la red de redes.
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